25/06/2024 • Lectura de 4 minutos

Integración de la economía de la experiencia en el espacio de trabajo

Creación de espacios de trabajo para favorecer la conexión y la productividad

por Christine Gritter

A lo largo de los últimos entre 8 y 10 años, hemos observado una tendencia hacia lo que se denomina la economía de la experiencia. Se define como una economía en la que muchos bienes o servicios se venden destacando el efecto que tienen en la vida de las personas. Esta tendencia dicta a la marcas de consumo a buscar formas únicas de establecer una conexión con los clientes basándose en las emociones y los sentimientos.  

En un mundo donde todo lo que deseas o necesitas se puede pedir por Internet y recibirlo a domicilio en cuestión de horas, establecer conexiones profundas con los consumidores se ha convertido en toda una hazaña. En muchos casos, la gente no necesita ni siquiera poner un pie en una tienda o punto de venta de la marca. Para recuperar parte de estas oportunidades perdidas de desarrollar una relación, algunas marcas comenzaron a transformar los establecimientos en experiencias organizando eventos puntuales o incorporando características exclusivas para convertir sus espacios en destinos donde los clientes pudiesen —y quisiesen— probar su marca.

El auge de la economía de la experiencia

Hemos llegado a un punto en el que esta mentalidad se está incorporando en la forma en que trabajamos. Si podemos hacer nuestro trabajo desde casa —o desde cualquier lugar—, ¿qué puede hacer de la oficina un destino atractivo? ¿Estamos relacionándonos con nuestra empresa y nuestros compañeros de la forma que deberíamos para conseguirlo? El teletrabajo se ha convertido en una opción más habitual y las horas de trabajo se han flexibilizado. La norma es que el trabajo se lleve a cabo de forma más individualizada. Esto puede ser una ventaja para las tareas que requieren altas dosis de concentración y para ciertas profesiones, pero no para la mayoría. Además, esta falta de colaboración deriva en un mayor aislamiento de las actividades, sin la aportación de otras ideas y puntos de vista.

Aplicación de la economía de la experiencia al espacio de trabajo

Se han identificado diversas limitaciones en los entornos de teletrabajo, lo que incluye carencias en términos de creatividad, mentoría, intercambio de conocimientos e implicación. Por este motivo, las empresas buscan la forma de obligar a sus empleados a que vuelvan a la oficina. Una política híbrida oficial aporta estructura e igualdad en estos casos, pero… ¿y si los empleados que tienen la opción de elegir se decantasen por la oficina como su principal espacio de trabajo?

Lecciones del teletrabajo

¿Qué podemos aprender de la economía de la experiencia para aplicarlo al espacio de trabajo? La teoría dice que los clientes implicados compran más. Las marcas quieren convertir a los clientes eventuales en fieles seguidores estableciendo con ellos una conexión emocional y proporcionándoles la experiencia adecuada. Las empresas también buscan implicación. Los trabajadores que se implican establecen un compromiso con los objetivos de la empresa y se sienten identificados con ella. Según Gallup, “los equipos con un alto grado de implicación superan al resto en lo que respecta a los resultados empresariales críticos para el éxito de su empresa”.   

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Más implicación por medio de espacios de trabajo optimizados

La gente quiere dar lo mejor de sí y alcanzar el éxito. Proporcionar una mejor experiencia en el espacio de trabajo que satisfaga este deseo es la forma de conectar emocionalmente con los empleados. Nuestra forma de trabajar se ha hecho menos rutinaria y las tareas que tenemos que acometer cada día se han diversificado. Así pues, los lugares de trabajo tienen que proporcionar una serie de espacios optimizados para realizar distintas tareas. El primer paso pasa por identificar áreas en las que grupos y empleados individuales puedan concentrarse, colaborar y descansar. Por ejemplo, si se proporcionan puestos de trabajo cerrados además de los puestos de trabajo individuales en una oficina de planificación abierta, se ofrece un lugar al que acudir para concentrarse mejor y tener las mínimas distracciones. De la misma manera, proporcionar salas de reuniones formales para encuentros planificados con opciones de espacios de reunión complementarios para mantener conversaciones espontáneas fomentará una mayor colaboración.

El papel que desempeñan las posibilidades para favorecer el rendimiento de los trabajadores

También podemos optimizar el espacio de trabajo creando espacios que favorezcan el rendimiento de los empleados. Somos conscientes de que todo, desde la presencia de una pizarra blanca hasta la ubicación de un reposapiés, así como cualquier cosa que vemos, tocamos y oímos, puede —y debe— responder a las necesidades físicas, emocionales y cognitivas de las personas. Haworth cuenta con un marco que contribuye a definir estas necesidades e identificar cómo darles respuesta por medio de sus posibilidades, es decir, los comportamientos que fomenta un objeto o espacio. El equipo de diseño e innovación globales de Haworth ha identificado tres categorías distintas de posibilidades, aunque están relacionadas entre sí:

  1. Posibilidades físicas: dan respuesta a las necesidades del cuerpo.
  2. Posibilidades emocionales: promueven el estado psicológico de una persona.
  3. Posibilidades cognitivas: ayudan al empleado a que su cerebro lleve a cabo el mejor trabajo posible.

Analizar el espacio en este nivel contribuye a optimizar la experiencia en el espacio de trabajo, de modo que los empleados se sientan y rindan de la mejor manera posible. En un mundo donde los empleados tienen más opciones que nunca en cuanto al espacio de trabajo, sería imperdonable no hacerlo.

Más información sobre posibilidades

Los espacios de trabajo bien diseñados mejoran nuestra creatividad y productividad. Los mejores espacios no son pasivos, sino partícipes de las tareas que realizamos en ellos. Más información sobre posibilidades: relación entre las personas y el espacio.

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